TERAPIA PSICOLÓGICA ONLINE
En Andamos ofrecemos terapia psicológica Online a la comunidad hispano-hablante que se encuentra fuera de su país, y que desea hacer un trabajo psicológico basado en el auto-conocimiento.
El procedimiento cuenta con los mismos principios de la terapia psicológica que se practica de forma presencial, pero llevada al ambito virtual. Esto quiere decir que las sesiones se llevaran a cabo a través del dialogo con el paciente, abordando los ejes temáticos más significativos para el/ella. Poco a poco esto permitirá ahondar en los aspectos inconscientes de la mente que originan el malestar en sus relaciones, percepción de sí mismo, o que se anclan al pasado de forma perjudicial y afectan al individuo, etc.
Lejos de los rótulos y los diagnósticos, basamos nuestro trabajo en la singularidad de cada paciente, en el vínculo íntimo y personalizado que se establece con él/ella. El proceso se orienta hacia la búsqueda de aspectos auténticos del sujeto y las condiciones que favorezcan su evolución personal de cara al futuro.
Todos nuestros terapeutas cuentan con la titulación académica que los certifica como psicólogos clínicos de orientación psicoanalítica.
TERAPEUTAS ANDAMOS.LIVE

Luis Fernando Mogollón Guevara
Fundador Andamos.live
Creo que la terapia es un camino de auto-conocimiento y evolución personal...mi tarea es acompañar al paciente en su proceso de transformación....
A lo largo de mi experiencia como psicólogo clínico he tenido la oportunidad de entrar en contacto con una variedad muy amplia de pacientes. Pasando por el trabajo en hospitales psiquiátricos hasta el oficio realizado en consulta privada, he encontrado una gran variedad de sujetos, de personalidades distintas con motivos de consulta diferentes, con formas distintas de sufrir, y también de amar. En muchos casos hay un sufrimiento anclado al pasado que es difícil superar, o hay una condición muy personal que resulta difícil de hablar con alguien más, o quizá han llegado a un punto en sus vidas donde sienten que necesitan la ayuda de alguien para aclarar su mente, o quizá (como nos ha pasado a todos alguna vez) sienten un poco de tristeza y la vida no tiene ya el mismo sabor que antes. En todos ellos destaco justamente su particularidad, su originalidad como personas, su forma única que de ser.
Como terapeuta y como persona guardo siempre un profundo respeto por la persona que deposita en mi su confianza, y acojo siempre con delicadeza las cosas que me comunica y que sé que son difíciles de expresar. Desde mi enfoque la terapia no se trata de rotular al sujeto por tal o cual situación, ni tampoco de diagnosticarlo como hacen los libros, ni de corregirlo para que sea mejor persona o para que cumpla lo estándares de la sociedad que habitamos. Mi enfoque comprende la psicoterapia como un proceso de auto-conocimiento, un camino en el que la mente poco a poco se va desdoblando para re-encontrarse con partes esenciales de la personalidad y comprender aspectos inconscientes; así, mi labor es la de tratar de comprender el mundo emocional, escuchar profundamente, acompañar al caminante sin juzgar, sin malinterpretar, sin decirle cómo de vivir su vida, sin abandonar el vínculo que construimos poco a poco y siempre bajo la promesa de comprender y evolucionar.
Mi enfoque es colaborativo e imaginativo, permite al paciente siempre tomar la iniciativa para abordar el proceso a su ritmo. Aunque no doy pócimas ni recetas mágicas, muchas veces logro hacer una buena alianza terapéutica con los pacientes y las cosas empiezan andar, mis pacientes suelen sentir que la relación conmigo los conduce siempre a nuevos pensamientos, a nuevos acertijos mentales, a pensar lo que no era consciente, a contemplar lo que no era posible antes, a acompañar de nuevo al náufrago de la memoria.
El vínculo que construimos con el paciente le permite llegar a formas distintas de sentir su propia personalidad. La perspectiva profunda y dinámica permite reconsiderar la culpa, observar con otro foco la vergüenza y la sexualidad, enfrentar el miedo desde lugares diferentes, asumir el valor de ser distinto. Muchos de ellos sienten que quizá nunca se habían reconocido así al espejo antes de la terapia, o que nunca habían sido capaces de realizar tal o cual cosa, o que nunca habían visto rasgos extraños de su personalidad como valiosos, o que no habrían pensado un terreno de duda y dolor como uno fértil y abierto para ser ellos/ellas mismxs. Otros mencionan al cabo de unos meses que sienten un gran alivio y se permiten entonces respirar y vivir de una forma diferente; otros asumen la terapia como un espacio aislado del mundo, necesario para tomar un pausa y cambiar de rumbo sin sentirse solos en el proceso, o incluso para sanar heridas guardadas por un largo tiempo con alguien en quien finalmente pueden confiar.
Dicho esto, no queda más sino el camino por recorrer, es el camino de la terapia que requiere un trabajo conjunto y un compromiso para evolucionar.
Fernando Mogollón
Psicólogo Clínico – Universidad Javeriana – Bogotá Colombia
Máster en Psicoterapia Psicoanalítica – Universidad Javeriana – Bogotá Colombia

Valeria Parrado Varón
Psicoterapeuta - Andamos.live
En mi experiencia clínica, he logrado evidenciar las resistencias que podemos tener los seres humanos para buscar ayuda. Generalmente, ante situaciones complejas y confrontativas terminamos aislándonos y en ocasiones, sólo ante la crisis emprendemos la búsqueda de recursos que puedan generarnos algo de alivio. Como terapeuta y paciente, puedo afirmar que cuando logramos tomar la decisión de iniciar un proceso terapéutico, nos hacemos conscientes y acogemos con mayor apertura todo un mundo de ideas y emociones que anteriormente no nos permitíamos atender.
Pasado, presente y futuro, son tres tiempos que nos configuran como seres humanos. Necesitamos abordar la historia para comprender de alguna forma cómo nos comportamos ahora, qué tipo de relaciones conformamos y en general, cuál lugar nos hemos construido hasta el día de hoy. Asimismo, reflexionar sobre lo que nos ocurre en la actualidad, nos ayuda a identificar lo que nos aqueja, como una suerte de alarma que nos permite acercarnos a esa primera capa de una situación que puede ser mucho más profunda de lo que aparenta ser. Finalmente, es importante reconocer que somos sujetos que poco toleramos la incertidumbre y ante lo desconocido, pensamos de una manera anticipatoria, desatando experiencias emocionales e ideas que la mayor parte del tiempo se encuentran alineadas con nuestros miedos, lo cual deja ver la importancia de relacionarnos de una manera diferente con el tiempo futuro.
Somos sujetos de cambio y pensarnos, nos ayuda a identificar nuestros temores y nuestros deseos, de modo que, a través de un camino de autonocimiento, sin desligarnos de nuestra historia, nuestro momento actual y nuestras proyecciones a futuro, logremos construir un lugar en el mundo cada vez más congruente a sí mismos.
Cuando un paciente llega a mi psicoterapia, emprende una experiencia de análisis en la que me encuentro atenta a su narrativa, la cual muy posiblemente, puede reflejar conflictos del pasado reactivados en el presente en diferentes áreas de funcionamiento: amorosa, sexual, social, familiar y profesional. Este proceso reflexivo indudablemente requiere tiempo, y en un mundo moderno que exige alta productividad, se convierte en todo un reto despejar un espacio para dedicarlo a sí mismos. Sin embargo, tener la voluntad de atender las necesidades en un escenario específico y en una frecuencia determinada, como lo invita a hacer la psicoterapia, resulta siendo un acto loable y todo un logro para el paciente, quien podrá experimentar un proceso de transformación a través de pensarse, comprenderse y conocerse con mayor profundidad.
Valeria Parrado Varón
Psicóloga – Universidad Nacional de Colombia – Bogotá, Colombia
Magister en psicología clínica con énfasis psicoanalítico – Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá, Colombia

Julio Néstor Galindo Gómez
Psicoterapeuta - Andamos.live
A medida que más adquiero experiencias y más conozco sobre el desarrollo psicológico, más comprendo que cada ser humano es un universo singular que sin embargo comparte y se enfrenta como todos los demás seres vivos, a la realidad del sufrimiento
Como psicólogo clínico especializado en el desarrollo psicológico de los primeros años de vida, y a través de mi trabajo en colegios, hospitales, instituciones sociales y en la práctica privada con pacientes de todas las edades; he encontrado en la psicoterapia el escenario ideal para desenvolver mis cualidades profesionales y vocacionales más genuinas, en el camino de emprender una labor compartida, que aspira realizar una de las tareas más difíciles a las que se ve enfrentado todo ser humano: la de vivir emociones.
Y es que a medida que más adquiero experiencias y más conozco sobre el desarrollo psicológico, más comprendo que cada ser humano es un universo singular que sin embargo comparte y se enfrenta como todos los demás seres vivos, a la realidad del sufrimiento. Lo distinto de nuestra especie, sin embargo, es que probablemente por el estado de total inmadurez biológica y psicológica con el que nacemos, no estamos preparados ni dispuestos a vivirlo. De hecho, nuestro sistema nervioso se ve sobrecogido desde el principio frente a un intenso bombardeo de estímulos, sensoriales y afectivos, para el cual no está listo para procesar. En consecuencia, para sobrevivir desarrolla la capacidad temporal de desconectarse de las experiencias que le resultan dolorosas, en espera de tener los recursos suficientes para darles significado.
Sin embargo, dicho mecanismo evitativo (que en un principio le da tiempo al bebé para que llegue un adulto que le ayude a hacer más tolerable sentir) suele cronificarse conforme pasa el tiempo y nos vemos sometidos a procesar más experiencias para las cuales no nos pueden proteger. Pero esto, lejos de generarnos bienestar, termina generándonos la ilusión (ingenua) de que podemos controlar nuestra mente como si fuera un objeto del mundo exterior. Con esto esperamos poder deshacernos de las ideas y las emociones como si fueran basura que se desaparece como si nunca hubiera existido. Sin embargo, con esto solo se logra perpetuar el malestar y mantener una parte de nuestra mente ignorante e inmadura.
Ahora bien, lo que dice la investigación (pero sobre todo la experiencia) es que solo podemos salir de esta encrucijada a partir del cuidado y los aprendizajes que surgen en la interacción con otras personas. Y es que además de hacer más tolerable el dolor – y por lo tanto más susceptible de ser entendido-, el proceso de atender las emociones en compañía de otra persona disponible y sensible, nos permite construirnos como seres humanos, y nos da la posibilidad de conocernos tanto a nosotros mismos como a los demás.
En ese sentido, entiendo la psicoterapia como un trabajo cooperativo realizado entre mínimo dos personas, disponible para ser usado por una de ellas (el paciente) cuando quiere transformar aquellas partes de su mente que, por el hecho de estar aún sin desarrollarse, le causan un estancamiento y una detención de sus posibilidades para convertir el sufrimiento en una experiencia de crecimiento. Entiendo al terapeuta, como alguien que por su formación y el hecho mismo de haber estado previamente en psicoterapia, es capaz de acompañar el camino del paciente por su mundo interior, sin ceder ante las barreras y resistencias que se oponen al conocimiento: la vergüenza, la culpa y el miedo.
Pero esta labor no sería posible si entre las partes, no se logra construir una relación profunda de confianza y sinceridad suficiente para hacer un compromiso mutuo con la verdad de lo que se es, más allá de lo que supuestamente se debería ser. Y es precisamente esto, lo que describe más cercanamente mi trabajo como psicoterapeuta comprometido con la exploración y el conocimiento de lo más auténtico de cada paciente, que aspira a restaurar (o construir) la capacidad de aprender de las experiencias, y por tanto de vivir y transformar las emociones. Espero en cada proceso terapéutico lograr junto con el paciente que las emociones dejen de ser obstáculos que nos debilitan, aíslan, bloquean y desconectan de los otros; para favorecer en cambio que cada experiencia, y cada emoción (por dolorosa que sea), se convierta en el motor de un desarrollo psicológico que conduzca a crear un mundo interior lleno de fuerza, energía y con nuevas posibilidades de existir y mejores formas de sufrir.
Julio Néstor Galindo Gómez
Psicólogo magister en Psicología Clínica – Universidad Javeriana – Bogotá Colombia
Máster en Psicología y psicopatología perinatal e infantil – Universidad de Valencia (España)

Alejandra Moreno Porto
Psicoterapeuta - Andamos.live
Es frecuente que algunos los pacientes al llegar a terapia sientan que el terapeuta podría tener un papel de juez o investigador de “los errores” o “las dificultades”. Lejos de eso, mi propósito es que las personas puedan entenderse
En mi práctica clínica en mi consultorio es una prioridad la acogida y sensibilidad con el dolor de quien llega a ella. Mi experiencia como doula, así como el acercamiento a la maternidad y la primera infancia, me han permitido desarrollar una sensibilidad particular ante diversos estados emocionales de los seres humanos.
Durante años he acompañado a las mujeres y su familia en la gestación, parto, posparto y lactancia. Esto me ha permitido entender los diferentes roles y la función de la parentalidad fuera de las miradas tradicionales, así como las diversas necesidades que pueden surgir en una persona al convertirse en padre o madre. Es fundamental en mi práctica ayudar al otro a elaborar sentimientos inesperados con respecto a la maternidad o paternidad, que pueden evocar la propia infancia o la relación con los padres.
Es frecuente que algunos los pacientes al llegar a terapia sientan que el terapeuta podría tener un papel de juez o investigador de “los errores” o “las dificultades”. Lejos de eso, mi propósito es que las personas puedan entenderse. Mi enfoque es principalmente crear un vínculo sólido con mis pacientes para que juntos podamos pensar.
Uno de los objetivos de mi trabajo como psicoterapeuta es cuestionar aquellas ideas que hasta el momento han sido inamovibles y que perpetúan el malestar; frente a esto mi estilo de trabajo conduce a que el paciente pueda revivir o evocar experiencias irresueltas de su vida, para de esta manera poder elaborarlas y a partir de allí construir nuevos caminos.
Es normal que algunas personas sientan un estancamiento en su vida amorosa, relacional, laboral, económica, etc. esto en general responde a conflictos que están atascados, bien sea porque están ocultos y no se tiene consciencia de ellos, porque no se les puede poner palabra o quizás porque resultan vergonzosos. Justamente en el trabajo psicoanálitico que realizo, abro la posibilidad de que aquello conflictivo pueda ser pensado y entendido de otra manera; y así mismo se pueda vivir de una manera más satisfactoria.
El trabajo terapéutico real es un compromiso de dos, en donde es importante tener claro que lo que ha tomado años o quizás una vida entera en enredarse, tomará un tiempo en ser entendido. Sin embargo, desde mi experiencia terapéutica y como paciente de análisis, tengo la certeza que pensar y elaborar los conflictos es una de las cosas más amables y amorosas que una personas pueda hacer con ella misma.
Alejandra Moreno Porto
Psicóloga Clínica – Universidad Javeriana – Bogotá Colombia
Candidata Psicoanalista Sociedad Psicoanalítica Freudiana de Colombia.
Educadora en lactancia y Doula posparto CAPPA
Doula Trabajo de parto y posparto Doula caribe.